nelida anderson parini

YO NUNCA TE PEDÍ NADA.

Jamás te pedí me dieras

los besos que hay en tu boca,

ni palabra que provoca

en suave acento dijeras.

 

Jamás conjuré tus ganas

de jurar amor sincero,

ni aún después de algún te quiero

al despertar mis mañanas.

 

Nunca esperé de ti nada

aunque no me conviniera,

si desde la vez primera

mi suerte ya estaba echada.

 

Y tú sin tomarme en serio

mi silencio comprendiste,

al final todo me diste

sin mezquindad ni misterio.

 

Llenaste de luz mis horas

desde tu amor tranparente,

que al nadar contra corriente

llegó hasta mí sin demoras.

 

Yo nunca te pedí nada

porque yo te daba todo

 y amando a mi extraño modo

a ti me daba confiada.

 

Porque el amor que sincero

habita en el sentimiento,

se da con desprendimiento

cada día con esmero.

 

Y tú que así lo entendías

tu a mi todo me lo diste,

con el alma me quisiste

trayendo gloria a mis días

 

Me colmaste de alegrías

con sutileza y soltura,

mostrándome con ternura

lo mucho que me querías.

 

Y yo que jamás dijera

cuanto te necesitaba,

a ese tu amor me entregaba

sin que de mi dependiera.

 

No hubo pacto o compromiso

ni consentimiento alguno,

fue aquel momento oportuno

para amar sin previo aviso.

 

No hubo juicio ni razones

o petitoria ninguna,

hubo alma de amor ayuna

despertando entre pasiones.

 

Jamás esperé llegaras

de la forma en que lo hiciste

y cuando al final viniste

temía no te quedaras.

 

Temiendo que te marcharas

no quise pedirte nada

y a la esperanza negada

jamás pensé que me amaras.

 

Si no te he pedido nada

y cambio te he dado todo,

hemos hallado acomodo

en la unidad refrendada.

 

Amor que naciste libre

y que libre permaneces,

adherido a mi alma creces

con expansivo calibre.