ALICIA SANTI

SI PUDIÉRAMOS COMPARTIR…

El hombre con sus actitudes y su incomprensión

provoca situaciones irreversibles.

Tal vez esto cambiaría sensiblemente… 


SI PUDIÉRAMOS COMPARTIR…


Si fuéramos capaces de tan noble acción,

No habría pobreza,

pues ayudaríamos con lo poco o mucho que poseemos;

y este gesto provocaría grandes modificaciones… de vida y de conducta.

Imaginen compartir nuestra amistad,

nuestra felicidad, nuestra prosperidad...

o  al menos nuestro afecto si es que al amor no llegamos.

 

Si pudiéramos compartir…

no habría gente con hambre,

pues todos tendrían pan en sus mesas;

no habría guerras, 

porque el dinero utilizado en armamento,

serviría para construir y no para destruir;

ni pequeños trabajando,

porque sus padres tendrían comida y trabajo,

y ellos podrían ir al colegio que es donde deben estar…

Esto significaría que cada niño tendría hogar y familia

y no estarían solos en la calle

a merced de la barbarie humana y las drogas;

 

y entonces… habría más amor…

El amor es el sentimiento de los cambios increíbles

Así que…

No habría orfanatos…

porque las familias adoptarían más niños.

No habría hijos no deseados…

ni esposas mal amadas,

ni familias desunidas…

porque nadie olvidaría lo que juró en el altar

o lo que prometió sin firmas ni papeles… por convicción nada más.

 

Y las mujeres embarazadas no pensarían en no tener a sus hijos…

porque no existirían violaciones,

y las criaturas de esos vientres serían por amor o por consentimiento. 


¡Si amáramos más y supiéramos compartir!


No habría abuelos abandonados, olvidados,

sin un abrazo, sin una caricia…

Justo cuando más necesitan de sus familias,

que es en la vejez.

 

No habría ladrones, ni asesinos,

ni sobreprecios, ni estafadores,

ni bajos sueldos, ni sobresueldos…

habría equidad y justicia sin tener que exigirla o rogarla.


No habría soldados, ni ejércitos, ni guerras, ni armas

y tal vez… ni fronteras

como deseaba John Lennon

porque los límites, las distancias, los niveles,

las castas, clases sociales,

razas de perros y animales costosos…

la inventó el hombre y él debería derogarlos.

 

Para poder compartir es necesario poder amar…saber amar…

 

Pero al amor, es un sentimiento que depende de nuestro interior,

de nuestro “yo”

de nuestra conciencia, de nuestra sapiencia, de nuestra paciencia,

de nuestra personalidad, de nuestros deseos, de nuestra humildad.

 

¡Cuántas razones se entremezclan para definir un solo sentimiento!

 

Por eso… amar es difícil,

porque para amar necesitamos razones, y no debería ser así.

El amor se siente,

por eso es un sentimiento sin razones.

 

Ciertamente los hombres

no podemos o no sabemos emplear el único aparato

que simplificaría el devenir de un acto tan sencillo

como debiera ser amar;

ese dispositivo que bien utilizado

podría terminar con pesadillas y hambrunas,

con horrores y desolación,

con tristezas y llantos.

Ese mecanismo amigos,a veces nos da sustos

porque nos quiere recordar que lo estamos utilizando mal,  

que lo descuidamos, que lo postergamos

y es nada más ni nada menos que…

EL CORAZÓN.


Recordemos una frase que nos dejó la Madre Teresa de Calcuta:

“La pobreza no la hizo Dios,

la hacemos tu y yo, cuando no compartimos lo que tenemos”