Nada más pido.
Para poder sobrellevar mis penas.
Para poder soportar el hastío.
Las penas que otros, los malos
de este mundo tan cambiado,
entristecen mi vivir.
¿quién ha cambiado a la gente,
por qué tenemos comportamientos
que no corresponden tener?
A veces estoy rodeado de maldad,
de injusticias, de fobias.
No puedo soportar actitudes tan injustas.
No soy un santo. Mis errores tengo,
como todos los tenemos,
pero me catalogo como una persona
de buenos sentimientos, y sin maldades.
Esa es mi opinión personal,
tal vez alguien no piense lo mismo.
¡Cómo puedo yo pretender que la gente cambie!
¿quién soy yo para tal pretensión?
No soy nadie. Solo un ser que no me considero con maldades. No soy un santo.
Un ser más en este planeta
que tanto ha cambiado...
No puedo decirte mucho de lo que pienso y siento.
Más no te puedo decir, porque tal vez
mis expresiones no las aceptes,
y no es mi intención herirte.
No quiero herir a nadie.
Quisiera la paz que todos deseamos,
pero tenemos que poner una gran parte
de nuestra voluntad para lograrla.
La paz... como el amor, es maravillosa.
No te pido amor carnal.
Te pido, solo tu presencia.
Nada más que tu presencia.
Sabiendo que existe, le das
calma a mi alma.
Tú lo sabes. Figura enigmática,
bella persona eres.
Sobre todo, la belleza de tu alma.
Que ella tenga un choque,
un encontronazo, un encuentro...
una presencia con la mía, mi alma.
Nada más que tu presencia.
Este es el pedido de un poeta,
sin demasiadas pretensiones.
Un ser conformista...
que se conforma con poco.
Lo que tú puedas entregarme.
No es demasiado lo que te pido.
¡Cuántas veces habrás leído ésta,
mi expresión... que me sale del alma!...
Necesito nada más que tu presencia.
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 23/04/2013)