Sola a la despedida de un amante nocturno
Que alimenta las ansias de una paz imposible.
Conspira el olvido, tal como una sirena
Que tan solo se hecha a perder sin que pueda caminar.
Renuncio a mi tenue soledad dejando ataduras
de amargos sufrir, encaminado a un largo secreto al amar.
Es entonces que una sublime caricia vuela sola en un celestial paraiso, mostrando el secreto a voces de tu boca al suspirar.
Suma mas de una noche en letras que envuelven
ganas de iluminar la oscuridad que ensombrece el pensamiento.
En ese jardin de flores pierdo, cargada de miradas
Con un resplandor sin igual que un amante al despertar.
En una gran inociencia sucumbe a la piedad.
Revoloteando en la mente afilando un refugio.
Inquietud censurada de una boca castigada
Por un blasfemo deletreo.
Convierte la letra inconfundible a un ataque
Peligroso que lleva a pensar: ”Vida detras de la muerte sin final”.
Ecina