Soy el viento que no toca hora,
la marea que en el mar perdida,
donde la esperanza y la tristeza juntas moran
donde termina la inspiración en vida.
Ese algo, que a la vez es poco nada,
esa nada que grita más fuerte que el viento,
ese viento que me toca y ala vez se marcha,
esa marcha, que se lleva el momento único que siento.
He sido aquel, que nunca enamoró
aunque enamorado completamente viviera,
una persona, o algo, que en el alma sus lagrimas llevó
una persona, o algo, o una nada que nunca existiera.
Siempre quise poder ver,
aquel brillo, esa luz divina de una mujer,
de una mujer, que ve a quien ama,
que mi silueta, pudiera animar tan bella bengala.
Contemplaba el abismo del humano existir,
y siempre a la vez el detallaba en mí,
me convetí en persona y abismo, o algo y abismo,
un algo y abismo,
sin mayor sorpresa, ni el mundo ni en si mismo.