Intrépido, y con delicado plumaje
usa diamantes como sus espejuelos.
Hace de la noche un obediente paje
que interpreta las notas de un cello.
Su sombra blanca demarca una ruta
al dibujar con su estela un trazo en el cielo
para alcanzar con su pico una exótica fruta,
elixir milagroso que rompe los duelos.
Orión y las Pléyades miran su grandeza
cuando él engalana con sus pasos el suelo,
mientras que príncipes, reyes y nobleza
se deshacen en halagos y palabras del cielo
para el mítico cisne, elixir de belleza,
príncipe de plumas con espejuelos.