¿Ves?, se ha encontrado
el dizque tesoro perdido
y nadie se escandalizó,
nadie le dio la bienvenida.
¿Ves?, se ha desempolvado,
se ha descubierto la huella del tiempo,
el arte de su puericia lacrimógena
y nadie le abrazó, nadie.
¿Oyes?, su voz que quiere oírse,
su garganta afilada para cercenar
del mundillo la estupidez,
pero, ¿acaso le quieren oír?.
¿Pobrecito?, no se ruborizó el poeta.
Estas escenas me vuelven a órbita
y por fin asiento la partida,
¡Sirvan el pan y el cafecito!
© El Yarawix