... Entonces yo, la llamé
para ver si así cedia;
pero enfrenté un gran fracaso
esperar que cambiaría.
... Y como un canto a la muerte
sentí... Su cuerpo se iba;
Entregada por completo
al engaño y la perfidia.
La noche ejerció su embrujo
despiadado a la inocencia,
mostrando los espejismos...
... Y la absorbió sin clemencia.