Carlos Fernando

Reunión

Un tiempo sin presente ni pasado,

sin memoria, sin dolores,

sin ofensas ni agravios,

sin rencores que inquieten

aquello que unos niegan

y otros presumen que es eterno.

 

Donde no haya soledades

ni tinieblas, ni sed, y el hambre,

quede saciada antes de causar

la sensación de vacío que la recuerde.

Un espacio lo más parecido al útero,

y todo evoca amor y plenitud y paz.

 

Un tiempo y un lugar donde

ya no existen los sueños porque solo

existe lo que verdaderamente es.

Donde no haya pretexto para sentir

aquello que es sórdido y fúnebre.

Ni frío o calor. Un tiempo donde

las palabras y los conceptos dejen

de existir y sea placentero permanecer.

 

Donde las sombras dejan de ser

porque todo está inmerso

en una esfera infinita de luz

que todo lo envuelve,

en lugar de alumbrar desde

un punto del espacio.

 

Un tiempo  y un lugar

donde el ser y el estar definen existir.

Y finalmente se encuentran sin que

medie entre los dos el mínimo espacio

ni duda ni tiempo verbal que los separe.

 

Donde todo es pleno y perfecto.

Donde no importe qué hiciste y qué no.

Quien fuiste o dejaste de ser,

porque ya eres parte del todo, porque:

¡Al fin has regresado!