El cuerpo cuando guagüita
tan mojadito y rosado
daba gusto de verlo
suavecito y estirado.
Es el mismo que con los años
con mucho trabajo o sin el
de a poco se va arrugando
resquebrajandose la piel.
Los brazos como elásticos
tercían siempre al revés
hoy crujen como si fueran
cadenas en nuestros pies.
El pelo negro y crespito
con risos como cordel
se encuentran blancos y teñidos
para ocultar tu desdén
por los años vividos ya
con esa torre de experiencias
que debieras aplicar
sin teñir canas con ciencias