La lluvia que me descubre,
en este rincón que acompaña,
el silencio que se hace copa,
pensar que tu figura se desplazó a merced de
instintos,
los que nos hacen humano,
ese sentir que nos separa de la lógica,
desechando infinitos números por una palabra,
la de tus labios,
esa voz que refugia de la tempestad,
cuando se rasga la oscuridad,
y en los hilos de tanto amor aparece la vida,
ese agitar que es vuelo,
ángulo desde donde nos hacemos eco,
ese relámpago que aun a lo lejos nos hace sentir cercanos,
en mis dedos de tinta pinté tu rostro,
construí fisuras de tiempo donde me desplazo,
arrogante ante la locura que me define,
porque un beso tuyo,
cada caricia,
esa entrega vencedora de brumas,
donde se aclaran las noches,
se hace poesía cada vez que te pienso.