La hoja está quieta, sobra,
como los pasos olvidados
de cualquier bufón sin aplausos.
Sostener la copa de la muerte,
mirar rostros sin nombres,
olvidar las esencias de siempre,
el café, el saludo materno,
la seguridad del otro,
el saludo de todos,
el silencio de las aves,
la presencia de voces
y de existencias extrañas,
sentirse especial, casi dioses,
y sin embargo..., el terror vital,
esa angustia tan propia,
tan de todos...,tan íntima,
tan solitaria como la muerte.
**
¡Qué soledad! , Dios!, ¡ Qué soledad!
La hoja espera caer...,
puedo sentir su amargura,
tiembla, teme a la profundidad.
Lejano se escucha el lamento
de los insectos nocturnos,
todo se vuelve gris
cuando llega la tarde,
Y los días se hacen lentos,
como la tierra solitaria
del oscuro cementerio.
***
¡Todo es gris!
Soy la tarde,
el vendaval en el horizonte.
Soy mi profeta,
mi destino.
Soy el único mensaje,
la última mentira.
Y cuando llega la tarde...,
la vida se hace recuerdo.