Anoche soñé dando
un discurso en la academia,
delante de muchos hombres
pintados en las paredes
todos leyendo sus libros
con demasiado interés,
así supe que aquel
el de los bigotes cortitos
siempre peleaba a gritos
Su punto de vista querido
de los demás no obedecido,
seguian con sus trabajos.
Uno gordo con destreza,
sacaba de la cabeza
los sentimientos perdidos.
El otro un mocetón
abría con mucho tino, el corazón
para demostrar al grupo
sus razones con amor,
pero con mucho dolor
mi discurso fue deshechado,
estaba hablando solo
pasando a ser un tipo ignorado,
ya que al matadero
todos los animales
llegan bastante callados.