Héctor García

El Chamán

Ya no confió en una de mis sombras,

Ni en el médico postrado sobre la cabecera.

Mejor me busco cura propia a este mal;

Alguno de esos remedios momentáneos

O mejor me busco a un chamán.

No quiero a mis pies el río que no hace ruido

Ni quiero el agua que no es laguna y que tampoco es mar.

 

Necesito la cura eterna a este mal;

Necesito de la lluvia que me receto el chamán;

Necesito de la noche que me recomendó

Y de la sangre de un caimán;

Necesito la pureza de unos labios

Y unos ojos que me miren sin maldad.

 

Horas y horas pase frente a la pared y a contraluz

Interrogando a la sombra en la que no puedo confiar,

Tal y como lo ordenó el chamán.

Le preguntaba por la verdad, le preguntaba sobre

Donde había dejado la integridad, las promesas

Y su lealtad para no ir detrás.

¡Desgraciada! no me supo contestar,

Tuve que apagarla y volver a empezar.

 

Gracias señor chamán,

Gracias por el agua dulce y sin sal;

Gracias por la suerte y por su bondad;

Gracias por el consejo y por la realidad;

Gracias mi señor chamán.

 

 Héctor Humberto García Herrera