Un cielo…azul limpio, plomizo o quizá rojizo,
Cielo al fin de cuentas… cielo que me cubre
Como esto que siento, ¡triste desolado y fijo!
Desde lo profundo de mi delirio y mi fiebre,
Hasta lo superfluo de mi calma…¡en mi sueño escurridizo!
Y me bailan como siempre los amores,
Declarados en estos versos… que te canto en vano;
Perdidos en los ecos suspensivos de mis temores
De que algún día sepas… ¡lo mucho que te he amado!
Quedándome tan solo este amor silente,
Enclaustrado en mi corazón cansado;
Escapando de vez en vez en las alas de un poema de amor ferviente,
Única manera de aliviar las penas, ¡que a mis lectores he contado!
Bajo este cielo cambiante pero fijo…cual camaleón,
Me baño cada día de sus soñeros colores;
Para escribirte un verso nuevo que apacigüe este dolor,
¡De saberte lejos y ajeno a mis penas y a mis sinsabores!
Bajo este cielo de inmejorables colores,
¡Son ustedes mis lectores!
Quienes saben mis penas y mis amores;
Por estos versos que les canto hoy…olvidando mis temores.