Son ya veinte y cinco años
los días de mi errante camino
vida de grises y azules sueños
y un mar que me ha sido ajeno.
Me han herido por los costados
han proclamado mis debilidades
me han dado de espinas los vados
y la dolorosa soledad de las tardes.
No les tengo rencor por esto, no
tal vez yo más que ellos herí
a otros, como no probé el veneno
pensé que solo yo sufrí.
Yo lo llamo asuntos de lo terreno,
creo que viviré un tiempo más
trataré de ser tolerante, sereno
prefiero ser alguna vez que jamás.
Más que todo amaré a mi prójimo
tal vez luego de mi, él aprenda
el poder hacerlo está en mí mismo:
voy a caminar, esta es mi senda.