Andra

La noche se volvía blanca...

Recuerdo que llovía aquella vez, el agua bordeaba las orillas de las calles y  era muy difícil cruzar al otro lado de la vereda sin quedar completamente empapados los pies. Me quede allí observando detenidamente el agua moverse, mientras los transeúntes pasaban  una y otra vez por mi lado. Un bocinazo me trajo a la realidad, el vidrio bajo de la puerta del copiloto hacía que la voz de Antonio se escuchara levemente, me abrió la puerta y ante las bocinas de los otros vehículos en fila, me subí presurosamente. El era un viejo amigo de niñez, casi un hermano para mi  sacudí mis manos y salpicaron gotas de agua, que fueron justo a caer en su rostro, me sonrojó mi osadía de haber hecho  semejante estupidez. 
Afuera el frío se apoderaba de las calles y lentamente la lluvia dejaba de caer.  La noche se volvía blanca, las calles y el firmamento también, me dio una cierta alegría estar tan cómoda bajo el techo de aquel vehículo y más aún en compañía de aquel viejo amigo, Rompió el silencio al invitarme un café, íbamos por gran avenida cuando divisamos una  cafetería abierta, descendimos del vehículo ya estacionado y nos fuimos directo a una mesa donde fuimos cordialmente atendidos, creo que me bebí dos y él tres, la conversación comenzó recordando añoranzas antiguas de nuestro sur,  un recuerdo que colgaba en mis pupilas y también en las de él. !Como! nos reímos aquella noche. Nos sorprendieron las horas sin darnos cuenta; hasta que un llamado telefónico nos trajo al presente. 
Ya de retorno en la vía, el silencio abundó en el camino, Murmure el paradero en que me convenía bajarme, el respondió cortésmente, mejor dame tu dirección, lo quedé mirando y él, alcanzo a ver mi cara de asombro pero antes de que musitara alguna palabra  se la dí, así fué que dentro de los 15 minutos restantes, cantamos una y otra vez  esa canción  que solíamos escuchar en el grupo al que pertenecíamos...  - Fue bueno encontrarte, me dijo. _ me sonreí. acerque mi cara para poder despedirme con un beso que posé despacio en su mejilla, lo vía esa vez, y otra vez...  Puede que sean muchas más.