Tómame entre tus brazos
y no dejes de hacerlo por mucho tiempo, amor.
Apriétame fuerte, muy fuerte,
hasta casi quede sin respiración.
Necesito tanto de ti, amada.
Hoy he tenido un mal sueño.
Existía en él flashes de tu rostro...
girabas, girabas, y te sonreías,
con esa, tu sonrisa, con la cual
has conquistado mi corazón.
Con la pureza de tu mirada,
con la inocencia de tus ojos,
esos, tus ojos, que no puedo evitar
tenerlos en mis pensamientos.
Tu rostro giraba en mi sueño,
se alejaba de mi vista,
y nuevamente volvía a acercarse
delante de mí.
Y yo temblaba de emoción...
y te volvías a ir, desaparecías...
sin volver.
Fue un hermoso sueño,
pero también un mal sueño,
porque no retornaste a mí.
Desperté. Te sentí a mi lado,
y logré calma. Tranquilidad.
También deseos, muchos deseos de amarte...
Abrázame, abrázame fuerte,
no dejes de hacerlo.
Sigue abrazándome así,
haciendo erizar todo mi cuerpo.
Oh, cuánto te deseo, vida mía...
Abracémonos así, sentir entre
mis piernas el contacto de las tuyas...
Me haces excitar, tanto me excito...
que me dan ganas de hacerte lo que
me pidas... bésame... bésame mucho...
como solo tú sabes hacerlo...
siento en mi cuerpo tu candente cuerpo.
Estamos excitados los dos, ¿verdad?
Entonces, hagámoslo, déjame poseerte...
te amo, amor, te amo tanto...
déjame entrar... así... déjame gozar...
¿gozas tú? Oh, también yo...
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 28/04/2013)