¿Lamentas que me vaya?
¿Dónde crees que voy?
A tratar de ganar unos pesos
para poder darte de comer.
¿O es que a esta altura
de nuestra relación
vas a sentir celos de mí?
Siempre te he sido fiel.
Como un perro con su amo.
Todo el día te pasas
de casa en casa fregando
para que podamos comer,
y yo me he quedado sin trabajo.
Que lamentas que me vaya,
me dices, como si me fuese
a un motel a encamarme
con otra. No es mi costumbre.
Te he prometido fidelidad,
y hasta el día de hoy,
la he cumplido.
No se por qué motivo
te pones mal.
El que se siente mal, soy yo.
Todos los días molestándome
para que me decida a buscar trabajo,
y cuando me dispongo a hacerlo,
lamentas que me vaya.
¿Para qué me quieres aquí,
encerrado y haraganeando?
si hasta tengo ganas
de ponerme a putear...
¿cómo a quién?
a los responsables por los cuales
no tengo trabajo.
Cada vez estamos peor
en este país. Y cómo vamos a continuar,
dentro de poco te lo cuento...
Inadmisible lo que pasa.
No tenemos que tener el consuelo
de que no somos los únicos.
Ya sabes mi manera de pensar.
Vivimos en un país rico,
pero están estos pobres
desgraciados que no nos dejan
vivir como seres humanos.
Vivimos como ratas.
Ellos son nuestra trampa.
Ellos... los del poder...
Pero qué te voy a estar
dando lecciones de política,
si yo tampoco nada se.
Pero tengo ganas de decir
palabras que no te han
de gustar escuchar...
entonces mejor no las digo...
Bueno, salgo un par de horas.
Aunque sea voy a hacer
alguna changa.
No compres pan,
en una de esas, gano unos mangos
para aunque sea comprar
un medio kilo.
Chau. ¿lamentas que me vaya?
ponte contenta.
Para qué quieres ver esto,
que mejor... se va.
Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 29/04/2013)