SENTIMIENTO PIROGENO
Escucho el mar cuando sus carruajes se agitan,
los tesoros en su abismo me saludan,
traigo la sonrisa de marinero en puerto,
vengo del lugar de los misterios,
a velocidad de centímetro por besos,
de metro por palmadas,
a distancia por mujer,
donde voy no lo sabe el hombre,
una rosa en su nido me señala el sendero,
me voy perdiendo débilmente,
entre luces pálidas y lejanas,
alumbrándome el camino,
encendiendo fogatas aéreas,
capturando pensamientos que arden,
me están tatuando el cerebro.
Los perros triunfan en las calles,
y me escondo en ruinas paradójicas,
tocando mi sinfonía de oro,
las nubes pierden su equilibrio,
están cansadas de ser nubes y caen
para cambiarle humor a los árboles,
cantándole a sus ríos bajo la lluvia,
mis amados árboles cuánto he extrañado su lenguaje
en esta travesía ajena a cita abierta con el mar.
Os he soñado fantasías acústicas
en la selva virgen,
por eso me ayudáis,
me voy quedando ciego a mi cita con la muerte
un tatuaje tracciona los ojos hasta la noche
hinchando el corazón como dos manos
y ellas, ellas palpan mejor que mi visión.
Autor francisco roman editora cbh books