¡Padre Libertador, Simón Bolívar!
Tu espada gloriosa ha sido mancillada
por el tirano felón, infeliz chafarote,
que la ha entregado a feroces sátrapas
para honrar lealtades, como trofeo a
quienes como él asesinan,
con monstruosa saña,
al pueblo que protesta por las libertades confiscadas,
por los fraudes electorales,
por la justicia que niegan a la ciudadanía
jueces venales, jueces sumisos al tirano.
Y todo, Padre Libertador, en tu sagrado nombre.
Tus cenizas profanadas
en aras de rituales satánicos.
Tu pensamiento, parte de él vigente en nuestros días,
fue manipulado por el tirano felón,
que utilizó tu ejército
para asesinar al pueblo por gritar: ¡Libertad! ¡Justicia!
Para asesinar estudiantes por gritar: ¡No al fraude electoral
¡No más violencia! ¡Más presupuesto para las universidades!
Y la justicia divina salvó al genocida de la justicia internacional.
Y ahora sus seguidores,
una élite política rapaz, sin probidad, despiadada, criminal,
quiere convertir al chafarote en el segundo libertador de Venezuela,
ahora menos independiente que en los tiempos coloniales.
No lo permitas, padre Libertador.
No permitas que estos criminales dividan tu gloria.
No aceptes como huésped en tu sacro panteón,
el cadáver de este impostor que utilizó tu glorioso nombre
para corromper a tu ejército,
para envilecer a tu pueblo,
para asesinar niños,
para asesinar madres,
para asesinar derechos,
para asesinar estudiantes,
para devolvernos a la obscuridad de la cual tu espada nos libró.
¡Resucita, padre Libertador, para que nos liberes de la ignominia
de quienes celebran la muerte!
¡Libéranos otra vez, Simón Bolívar!