Me quedé solo con tu memoria,
con la que entablo en dialéctica,
reducida a crítica tras crítica,
sobre la inexistencia de la harmonía.
Me quedé solo con tu memoria,
olvidados solitarios callejeros
cegados por una serie de recelos
que solo una reunión apaciguaría.
Solos estamos, yo con mi memoria,
saltando en las piedras por el río
volando por el aire al mismo ritmo
peleados eternamente pero con estimo.
Solos estamos, yo y mi cordura,
solo a veces unidos de la mano.
Esperamos separados a un camino
hacia lo que el amor ha secuestrado.