Sabas

CombustiÓn de agua

El poeta dice: AsÍ termina el crepÚsculo con tus labios dulces, cerezas, amortiguados, dezcalsos sobre mi boca, hay como un incendio entre trincheras de ajedrez, un rayo mutando entre los ojos. Se hace entonces la noche suave, fresca, virgen como un cÓndor de estrellas y el bendito prodigio que nos cruza el alma, se hace como ella. Primero el beso, guerrero, de conquista, como el sol pariendo una tormenta, luego una mano textual, un tacto fugitivo, el ardor del calco a fuego lento, el clon de los reflejos la tentaciÓn de la piel la vulnerabilidad de los actos, la atmÓsfera precisa, la ley de gravedad concretada antes del sol desarmados ellos al impacto placentero, explotando al cielo abierto como dos pájaros de agua en el aire, ese mismo oxÍgeno biÓnico que hospeda a sus brazos el amanecer naciente.