Es Invierno,
La naturaleza toda
Se ha conjurado
Para recordarnos
Que todavía está al mando.
Los tres generales,
Jóvenes cipreses de mi jardín,
Se comban mecidos
Por la mano invisible del viento
Y la lluvia golpetea
Los cristales acompasadamente
Con una cadencia de siglos.
Clara me mira con sus ojos nuevos
Y una expresión
De pez dormido en el río del tiempo,
Mientras el engranaje preciso de la vida
Sigue en ella su camino.
Mi mano de labrador
Pasa por su cara
Y siento su piel
Cargada de proyectos.
A ratos sonríe
Con la liviandad
De quien no lleva su vida a cuestas
Y un escalofrío ancestral
Me aleja de mis secretos.
Este poema torpe
Sirve sólo para eso,
Para inmortalizar
Un instante precioso
Condenado si no a perderse
Como una lágrima en la lluvia.
Qué inefable propósito
Para una desapacible
Tarde de invierno.
JULIO CASATI