Dedicado a todos los seres queridos que ya no están en nuestras vidas…
pero que aún se sienten…
y a pesar de que siempre decimos
que debemos hacer las paces con nuestro pasado…
porque es irreversible,
porque debemos cerrar historias,
porque la muerte es el desenlace ineludible de la vida…
cuando se trata de nuestros afectos,
caen todas las teorías.
Y es así…
la partida de una madre, padre, hijo, hermano o mascota
con quien nos une un afecto entrañable,
modifica nuestras estructuras más estables,
y nos vuelve indefensos ante el dolor.
Tal vez ni siquiera importa cómo fue su carácter,
o las diferencias que pudiéramos haber tenido;
pues con el paso del tiempo se disolvieron en el aire
y nos queda una especie de burbuja donde encerramos las discrepancias y
las hacemos explotar para que se desvanezcan…
y así los disgustos y desacuerdos quedan reducidos a la nada.
Preferimos recordar “nuestros años felices”
como aquella inolvidable película,
y poner en la balanza los momentos en que la vida nos sonreía,
porque a decir verdad fueron muchos más que los otros…
Y se nos mezclan las imágenes, las sonrisas, las situaciones,
los lugares, los momentos…
luego las acomodamos,
nuestra mente e imaginación nos devuelven una película cargada de
emociones,de expresiones, de sentimientos, de palabras, de silencios…
Pero Dios es sabio
y seguramente cada uno está en el lugar que debe.
Por eso, no hay consejos para estas situaciones.
Debemos transitarlas tratando de recordar
los buenos momentos vividos,
las enseñanzas,
los ejemplos que nos dieron,
las llamadas de atención,
la fortaleza ante los momentos difíciles,
la serenidad y paz de los últimos instantes.
La vida es un continuo aprender, día tras día, hasta el final.
Mientras vivimos, aprendemos a vivir
Y en el último segundo… aprendemos a morir.
NO DESAPROVECHEMOS NUESTRO TIEMPO,
SEPAMOS DARLE A CADA COSA Y A CADA PERSONA
EL LUGAR QUE DEBEN TENER EN NUESTRA VIDA.
APRENDAMOS FINALMENTE A NO DEJAR LO IMPORTANTE POR LO URGENTE
Y BRINDÉMOSLE A NUESTROS AFECTOS…
EL AMOR QUE MERECEN EN EL MOMENTO ADECUADO.
SIN ARREPENTIMIENTOS, SIN LÁGRIMAS, SIN REMORDIMIENTOS.
Dijo José María Franco Cabrera:
"Hay dos cosas que podemos perder: EL TIEMPO Y LA VIDA;
la segunda es inevitable, pero la primera… es imperdonable”
Alicia Santi