Lidia

BENDITAS MANOS

Manos que el invierno ha marchitado

que fueron vigorosas para protegerme

en su lozanía, supieron arrullarme

y aunque ya están cansadas y marchitas

siempre dispuestas estuvieron,

para apartarme del paligro y protegerme.

Pero los años al pasar dejan sus huellas

y las han convertido en ramas secas

que puede quebrarlas cualquier viento

porque el tiempo, ha menguado ya sus fuerzas.

Aunque hayan perdido su energia

al apretarlas, siento la tibieza,

de ese amor perenne que no cambia

y al sentir sus caricias en mi frente

es como si un bálsamo, me calmara el alma.

¡ BENDITAS SEAN TUS MANOS MADRE MIA.!