Sabía no bastaba con soñarte
confiando en que algún día llegarías
y urdiendo en mi interior mil fantasías
cifraba la esperanza en encontrarte.
Tan dentro de mi esencia te alojabas
que tu dulce existencia presentía
y aunque con la impaciencia debatía
con cada hora de ausencia te acercabas.
Y así soñando fui por mis caminos
hurgando en mis instintos tú presencia,
tomada de esa fe con insistencia
procuraba reunir nuestros destinos.
El ansia repujó mi desatino
acallando la voz de la consciencia
y en acceso febril cual turbulencia
trunqué por senda rosa un cruel espino.
Fue un tiempo de pasión enceguecida
el destello fugaz de una ilusión,
entusiasta de hipnótica obsesión
culminada en desidia compartida.
Hubo es cierto fracasos y asperezas
que al camino tiñeron de dolor
y enlutando a la sangre su color
en nacientes brotaron las tristezas.
Hubo noches de angustia y de desvelo
cuando el llanto manaba incontenible
y humeante de pena indescriptible
abrazó al corazón con desconsuelo.
La vida con sus altos y sus bajos
serena fue labrando su proeza
y al hilvanar los años con destreza
no quiso a nuestro encuentro dar atajos.
Y seguimos andando el tiempo justo
hasta que nuestros tiempos se encontraron
pretérito perfecto en que soñaron
con un amor renuente en lapso adusto.