Quiero sentirte suavemente.
Entra poco a poco en mí...
siente el hervor de mi sangre
y la disposición de mis poros
al permitirse amarte
recibiendo con temblor
las yemas de tus dedos.
Siente, Ave, como me estremeces
al sentir tan tibio
el sudor de tu pecho
y al mojar mis dedos
con la humedad de tu espalda.
Quiero atar tu cadera
con las cadenas
de mis piernas
y ser por ese rato,
inseparables.
Bésame despacio... suave,
como solías hacerlo
y fúndete en mi
con ese beso
que entre nosotros no es permitido
y por ese motivo
bien gozado.
Que delicioso es lo prohibido
y mas aun que seas mi pecado...
el mas vulgar...
el mas amado!
Soy tuya.
A nadie más he de dar
lo que te he dado.
Sigue amándome así...
como mi dueño,
goza en mi humedad,
la que provocas con tu danzar
y cumple así,
mi mas enfermo sueño.
Ave!
Ave! Con solo pensarte
se incendia mi alma de deseo
y se dispone mi cuerpo
al encuentro del alma tuya
que no llega a mí
para cumplir mi fantasía...
la más lasciva...
la más perversa...
Dedico un suspiro
a tu indiferencia
que es el motivo
de mi pasión enferma...
de mi inspiración obscena
de tantos sueños sin cumplir!