No hay espacio en ti donde no haya fruta:
Tus ojos son frutas, tu nariz, tu esbelta frente.
No hay espacio ni lo habrá donde no madure
tu cuerpo de fruta y de semillas despobladas.
El rigor no marchitará tu corteza de durazno
no podrá, ni tampoco mis besos de otoño.
Mi amor será una eterna estación para ti,
tú para mí, la fruta de pan que he esperado.
Amaré las raíces donde creciste, amaré
las raíces que te alimentaron y formaron tus muslos
de vegetal encanto, de extensión soberbia.
Amor de fruta, cabellera de hojas que amo con la misma
constancia que tiene el tiempo, amor de fruta:
¡Virtud grande que tu cuerpo-tierra me brinda!