Eres alegría contagiosa que destierra los sufrimientos y penas a distancias inconmensurables.
Tu naturaleza es emotiva, don único de quienes aman.
Te expresas por medio de lo ideal y lo genial y transmites sabiduría. ¡Cuánto he aprendido de ti!
Tu emotividad proyecta vida.
¡Oh, sentimiento emotivo, que conviertes el llanto en risa, la tristeza en felicidad y la intolerancia en un mar de convivencia!
Tienes el talento de lo natural y ese don lo proyectas con ideales, jovialidad, amenidad, dignidad y belleza.
Retribuyes el amor con más amor. Las ofensas con el perdón. Las críticas malévolas con indulgencia.
Tus manos son capaces de abrir el surco, sin arado, para sembrar la semilla que, al nacer y desarrollarse, producirá el fruto de vida y el árbol que dará sombra y propiciará la construcción del nido de las avecillas que regalarán su cántico mirífico al hombre que las agrede.
Tus manos, dignas, son capaces de escribir hermosos poemas de amor y humor, tallar la piedra o la madera para crear arte y plasmar en el lienzo la belleza natural o ficticia.
¡Nombre bendecido por los dioses!