¡OH SILENCIOSA!
El día la vio con la luz que vuela
los ojos y se los lleva lejos,
ella sonrió con su mirada de espejos,
me atrajo para verme a mí mismo,
con la atracción gratuita de quien no
dice nada y las llaves del viento que abren
sus minúsculas repeticiones,
en silencio sus contornos pelean
por callar su figura, ellos mueren
sin decir nada y ya muertos
hablan más que su silencio,
la amé como una guitarra
que no quería decir su nombre,
solo el viento traía un pájaro en la mano
para componer algunas canciones,
porque una tendencia inocente debe ser apagada
en la primavera herida a causa de mis ojos,
sobre mi costado de olas,
silueta perdida en un ejército en marcha
ondeando banderas de aliento
en los caminos que hinchan el pecho
y sus puertas de sangre,
por donde su silencio sale al canto
y despierta residente en mi boca,
voy inflado entre rosales
en un aeroplano totalmente infinito
lleno del silencio del beso,
una mirada levanta mi cabeza hasta la luna
buscando letreros de inocencia,
y los efectos invernadero
en las tierras del meridiano,
desde allí partieron las batallas,
desde allí huyeron los caminos
que hicieron la tierra más redonda
para encontrarte en su punto de inicio
de modo que un niño espera
en la muda ciudad de recuerdos,
entonces que importa el Oscar
tallado en mitad de la boca
como canto del emperador bipolar.
¡Oh silenciosa!
Autor francisco roman editora cbh books