Su pintura ganó el certamen. El Jurado veía en esos matices negros y grises un excelente homenaje a la noche. Contrastes, ausencia de límites, esfumado y algunas estrellas claramente destacadas. Teresa recibió la mención gratamente. Pero nunca compartió el real significado de su obra. Había proyectado su alma, opaca y perturbada. La culpa justificaba esas sensaciones. Había transgredido. Y sabía que la estafa afectiva era el peor de los fraudes.