chrix

Llora una lágrima.

Olisca la vida mi tierra líquida

desgranada  en sangre tras la herida.

He sembrado torrentes  envueltos  en cobijas de venas,

que cedieron el paso al filo de cuchillas en niebla.

Mi rojo río salpicó el horizonte, péndulo y balanza

 se filtró en violeta

amalgamando al  amarillo, tomó de rehén a las nubes,

clavó su cuchillo de luz sobre el lomo del mar bravío,

sembró sus rodillas en el diente del cemento.

El viento sopló un lamento dentro de una burbuja

el transparente vidrio dio forma salada a una lágrima,

quebrando su morfema libre en el brote de la naturaleza.

Libaron de la superficie toda pista de desahogo, esas raíces

ocultas en tejido sobre el lienzo, enmudeciendo el pañuelo.

No se animaron los tendones de mis dedos a dejar escapar el agua,

tampoco ningún gesto esgrimió su morfología,

solo le dolí al dolor… haber respirado todo este hastío

y transpirado tanto amor sumergido en un río de olvido.