Y ahí está ella, la de la mirada calcinante,
La de la amabilidad que derrocha virtud,
Y la piel blanca,
Blanca que detalla cariño.
Ahí está ella la de los ojos tiernos,
Tiernos como, cómo para dormir.
Aun sus mejillas de niña linda,
Que me nublan la mirada,
Que me hacen ver más allá del alma,
Que me llenan de curiosidad.
Aquella sonrisa alegre,
Que alegra mi corazón,
He visto bondad, y dulzura,
Dulzura en un solo mirar.
Es pequeñita, como un jazmín,
Es preciosa,
Si preciosa como un ángel,
Y pensar que la conocí un ayer,
El ayer que no recuerdo,
Pero el futuro,
El futuro en que la conoceré.