Ese instante infinito de un suspiro
donde el piélago del alma se extiende,
imprime al corazón un nuevo giro
de candor tan sublime que sorprende,
cual si el alma apresara en un respiro
la ignición de un poder que chispa enciende
e inspirando revuelo en la consciencia
deja huellas de su fuerza en la existencia.
Un ciclón destechando el pensamiento
eleva en la sapiencia los umbrales,
llevado por feroz avivamiento
fluye el ser renovado en ideales.
Y acortando distancia en movimiento
redefine sus vórtices vitales
la imprevista ocurrencia de un reflejo
distorsiona el semblante en el espejo.
Un suspiro de magia en bocanada
transmutando el latir del sentimiento
e insuflando en el alma iluminada
la certeza de hallarse en crecimiento;
cual poción de energía concentrada
bulle el aire en sereno alumbramiento
vibrante en su pulsar inesperado
el músculo trasciende esperanzado.
Es océano infecto de razones
conector en vaivén acelerado,
perfila su vapor nuevas visiones
y mantiene el pasado acordonado.
Es el rictus vestido de ilusiones
tendido en un instante inesperado,
cuando el Ser establece diferencia
desbordando la inútil suficiencia.