Recuerdos, el maná que me alimenta,
uno a uno entran en mí, pese a los años,
aplacando del alma una tormenta,
por tu amor ausente, siempre añorando.
Cuando me despierto, en la mañana,
mi corazón se agita en un barullo.
Con su mejor latido se engalana
deseando que lo ames, lo hagas tuyo.
Te quiero así, tan dulce en tu armonía.
Estás dentro de mí, como el lamento,
del suspiro que exhalas cada día.
Desearía poder montar al viento.
Galopar siendo tus ojos mi guía.
Ver tu cara y parar ese momento.
Mel