ULISES CAPELO

Mujercita de cristal

La frescura de sus años

trae a mi ahora

mediana existencia

rezagos inermes

de la emoción

descubierta

en el primer romance,

que no los puedo evitar.

 

Su corta edad

todavía no termina

de dibujar

su cuerpo,

y esa fragilidad

de su piel

pone en bilo

el deseo de ser

y sentirse mujer,

e inspira ternura

y temor a la vez

de romper ese encanto

de cristal

que la deidad

sembró en ella,

que aún falta brotar.

 

Por eso,

por ella

solo puedo desear:

 

Que no se rompan

sus labios

de azucena

Si los míos

consumasen

el delito de arrancarles

un encarnado beso.

 

Que no se quiebren

sus manos

si las mías osasen

tocarlas

y entrelacen

sus flecos

con calor,

fuerza

y cuidado.

 

Que no se apague

la luz

de sus transparencias

si no puede

desterrarme

de su pensamiento,

por ser ajeno.

 

Que no desmaye

su ilusión

en su intento

de vivir

a anchas

su amor cristalino,

si mi presencia

volviera turbia

su pureza.

 

Que no pierda

su encanto

de ser niña,

si el deseo

la arrastrase

abruptamente

a ser mujer

y madre.

 

Que no acabe

su sonrisa

ni los años

de su existencia

que será

una razón más

para venerar

la belleza,

el amor,

la vida.