En la madrugada de mis delirios,
de mis inquietudes efímeras,
del canto de mis sentidos
y del “ya no estaré perdida”
llegas tú a acunarte conmigo
y con un cielo escondido para estar contigo;
presencia absoluta que disfruto,
arrullo bendito en el que me regocijo…
con un beso emotivo que nació prendido…
beso que yo de ti atrapé y lo hice mío;
ése que me diste y nunca lo supiste,
beso camuflado en caricias noctámbulas,
que mis entrañas recibieron cuando me lo dabas…
y otro más, que mi alma recibe y mi cuerpo vive,
un beso, que siempre de ti consigo y tú ni cuenta te das.