Le veo pasar,
Y es como el viento;
Ella no sabe que la siento,
No sabe que intento tocarle,
Que quiero quedarme con su roce,
Que quiero ser la cometa,
Para bailar con ella;
Como la hoja seca que se envuelve,
Entre esos remolinos,
Entre esos susurros de su alma.
Y entre sus ráfagas,
apenas noto el sonido de su risa,
Y una palabra de anhelo;
Escucho como solloza entre la brisa,
Como es que cae lluvia entre ella,
Con esa nube viajera, que no dice nada,
Que la lleva a donde ella quiera.
Porque el silencio del bosque, habla con ella,
Se comunica, se despierta,
Y es la marea que a mi barca la lleva,
Aun en pairos, aun sin velas;
Me lleva al naufragio de la isla sin fronteras,
Que solo es parte de aquella mujer, en forma de quimera.
Como salir avante de ti,
Pues el fuego tú lo magnificas, o lo apagas,
Y el huaracan se ha de medir, por la fuerza que tu traigas;
Tú que entre el agua te escondes,
Que juegas con la golondrina,
Que creas las mejores melodías;
Con trompetas, cuerdas y percusiones;
Tu que traes el milagro del primer llanto,
El canto del ave, el aullido del lobo,
Tu que traes el perfume de las flores,
Tú... que si yo rindo mis pasiones, aun has de decidir,
Si mi bandera en blanco ha de ondear,
O si me ha de volver el respirar de ti.