Murialdo Chicaiza

Mañana de sol y flor

 

Sentado taciturno, a medio sol miro las flores

y su indeleble equilibrio de inocencia multicolor.

 

Todo es parpadeo, temblor casi, baile inmóvil

las hojas son poemas diminutos, odas enanas.

 

Las abejas buscan la miel dorada de cada día

envueltas en polen y ansias dulces  de pétalos.

 

Entran al vuelo en puro y milagroso instinto

escudriñando el vientre de las rosas rojas.

 

Y mientras contemplo, el sol me ha dejado en sombra

lamento, junto con las flores, el frío de esta mañana.

 

Las moscas pasan arremolinándose de espesura

construyendo zumbidos por los caminos de la luz.

 

Un cortapelos, (helicóptero vegetal) aterriza en el viento

destruyendo a su paso las leyes de la física.

 

Las rosas blancas, con su cuerpo de cera vegetal

con alma de nieve, al medio día, venden sus espinas

 

al silencio de un vagabundo que las mira desde

la esquina distante de un pensamiento matinal.