Déjame perfumar mi madrugada
en las gotas de miel de tu rocío,
que se llene mi cántaro en tu río,
y me queme en el sol de tu mirada.
Da refugio a mi Amor en tu posada,
acoge mi pasión en tu bohío,
aprisiona en tu abrazo mi albedrío;
sé el principio y el fin de mi jornada.
Haz que estallen en mi alma, los luceros,
que llevas en los ojos encendidos;
estremece mi piel con tu latido,
y mitiga mi sed en tu venero.
Que todo mi universo ha florecido,
por la locura atroz, con que te quiero...