Cuando lo sueños vuelan, y la soledad despojan,
el tiempo se detiene en un abrazo,
el silencio es recuerdo, como en aguas un cedazo,
y los latidos claros se sonrojan.
Las palabras destierran, los arrojan,
a trémulos ensueños que la realidad dio plazo
sin un amor venido en un flechazo,
sin besos en el viento ni caricias que no acojan.
En las miradas risas y de un escarceo fluido
con huellas en la piel de tibio nido
sin escarcha en el lecho en amaneceres de fuga.
Se despierta de un sueño y suave sábana se arruga
cada noche entre abrazos, cada día
levantando entre besos, palabras y anatomía.