(A Nancy)
Grises también son las piedras que impulso le dieron
al talón del Nemrod que lanzo sus letras al viento
con su onda de hojas, que dos gnomos trajeron
como regalo de gracia por liberarlos de un cuento.
El brazo destina su onda a lanzar letras al viento,
como gracias a Dios por la sed, y la tarde lluviosa,
para pedir el calor o la vida, y el suficiente alimento,
o quizá para entrar en el alma de su musa gloriosa.
Pero los ojos confusos ven herida una cinta que llora,
que libre flota, y su cálida estela dibuja sus versos,
con sus caprichosos colores, como si fuese una aurora.
¿Qué esconden las letras que cantan al pan y al amor?
si a la cinta rompieron su tela, como dardos perversos.
¿Cómo saber?, qué a la musa del viento le causa dolor.
Managua, Nicaragua