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La Costumbre

La costumbre de mirarte cada día

empaña el cristal de mi ventana 

y me impide mirar el brillo y la transparencia de tus ojos,

he escuchado tantas veces la música

que acompaña la danza de tus pies,

que ahora tus pisadas se quedaron mudas

y aunque a veces caminas con pesadumbre

tu aproximación carece de la música de antaño.

La costumbre de tenerte cerca

todos los días del año

me impide el extrañarte,

 ya eres igual que los dedos de mi mano

estás anclado a mis días y todos mi instantes cotidianos

que no te siento cerca,

ni tampoco lejano

sino mezclado del tal forma en todo cuanto hago,

que te percibo inexistente.

La costumbre, camino cienmil veces transitado,

ese polvo que oculta la belleza de tus rasgos;

ese aliado del olvido, ese villano.

un enemigo oculto y silencioso

que convive contigo  y conmigo,

él. es un ladrón furtivo que se robó la emoción

que me regalaste aquel domingo.