Amor...
Te escribió aquí en blanco un poeta,
como el cielo azul se difumina,
como el rojo de la sangre te avecina,
la pasión que el tiempo te destina.
¿Destina? Dolor...
que al mirar tu ojos, se marchitan
los más tiernos halagos que escribí,
que postergas. Con un beso reviví
cuando las cenizas ya mancharon,
este corazón inerte, que aún vive;
que al mirarte lejos se deprime,
ya al saber que estas en otros brazos
deja los abrazos y se oprime.
¡Oh! no falta más que una daga
en tu tierna mano...
Clavala con dulzura al que te halaga,
al que quizó ser incierto en tu destino...