Dormida esta mi piel.
Dormida esta mi piel
ya no hay caricias
que le cuenten
de un tibio anochecer.
Se durmió en la nostalgia
de tan bellos recuerdos,
pero vibra y se muerde
pues necesita entender
que su piel esta viva,
como vivo el recuerdo
de caricias que encienden
despiertan del letargo,
donde queda sin rumbo
el deseo escondido
y se pierden caminos...
en letras, en sentidos;
que le pone al poema
todo su querer.
Dando de si el suspiro
de ser la mujer sin sueños
que arde muy en silencio
y entre cenizas y recuerdos.
Su flor asoma en sus versos.
Teresa. Suárez.
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