Rompiste la pompa de jabón
justo cuando se había adherido
a la llama de mi amor.
Nunca pensaste en
la certeza de tu golpe,
la provocación de tu gesto,
la revolución de mi pensamiento.
Aquí me encuentro de nuevo
en la tiniebla amorosa,
sin tener un norte fijo
con pesadumbres y lamentos,
con espinas como troncos
en mi precioso camino.
Si tu deseo era
alejarme de tu destino,
no busques otra persona,
poniéndola como testigo.
Que siendo tu y yo
los habidos en compromisos,
asume la huella recta,
no zigzagueando peligros.
El daño ya está hecho
mi alma deshizo el nido,
pero el calor entragado
nunca será olvido.