Aqui va el desfile de la desgracia,
hombres ambiciosos,
mujeres con ganas de tener
mas plata.
Bien vestidos por sus papis,
mantenidos por el estado,
no falta el nene obrero entre
tanta corbata elegante
(contra el no digo nada).
Los cerdos del dinero visten
sonrisas y tranquilidad,
mientras que uno viene desnudo
y cargando el sueño en la mochila,
con ganas de largarse a la cama
porque mañana nos toca trabajar.