Los días de la madre
comienzan con el parto
y criando
son fuegos que arden
y de amor
no quedan hartos
son de un color
nítido y blanco
son de luz y calor
calor noble y franco
que en vilo
anda por el filo
el filo de un barranco
son los días del universo
son los yugos de la luz
y son los jugos de la cruz
desecha en nanas y versos
son dos tiernos pechos
como dos penachos
en el cielo hechos
que unos delicados
labios
y unos frágiles
dedos
los hizo sus cetros
sus estrellas y su espacio
madre, tus días son
ese místico palacio
donde se pierde la razón
y se abre placido
tú corazón
solemne y cálido
no es un día el tuyo
porque si lo fuera
ni habría estío, ni primavera
ni larvas, ni flores, ni capullos
como ni mariposas en las praderas
donde los pajarillos muy cucos
revolotean
entre insectos y abejas
eres como oveja con su cordero
que si no lo ve, se llena de pena
y balando hecha un trastero
loca, parece que suelta las melenas
en el valle eres un otero
atento a las proximidades
pues atenta a tus pequeños
los oteas llena de ansiedades
tus nervios, con tus ferocidades
tu tensión, con tu celo
y en tu sencillo pañuelo
sean cual sean sus edades
ellos
los que criaste
con tu ser bello
y abnegado de madre
que te llena de destellos
por esto decirte solo que te quiero
no es suficiente por mi parte
porque tu amor a raudales
no se paga con dinero
ni con vanalidades
se paga con un sincero
cariño hecho dedales
hilo, plumón, nido y besos
besos de tus niños
tus niños y deidades
mas que abuela
en tus nieves
eres reina
entre las mujeres
te acicalan tus quehaceres
y con los nietos
cogida por sus alfileres
eres madre por completo