Murialdo Chicaiza

Salmo a Marìa

 

María, encarnada mística rosa.

Madre santísima, mi arca santa,

sierva de Dios, mi alma te canta.

En  tu dolor eres imagen gloriosa.

 

María te traspasa la espada

ante la cruel agonía de tu hijo, 

siendo él el primer crucifijo

quedas en dolor consternada.

 

Mas tu miras más allá de todo,

tu fe  presiente la gloria postrera

de tu hijo, que al morir pareciera

comprar con su sangre al mundo.